Los seres humanos hemos estado revistiendo diferentes cuerpos a lo largo de la historia. A lo largo del camino, hemos ido descendiendo a la materia hasta quedar presos en un cuerpo físico sin recordar el resto de planos de existencia que nos llevan a nuestra verdadera esencia inmortal. No podemos saber con certeza en qué punto de nuestras diferentes vidas estamos, pero sí conocer los diferentes planos de existencia.
Al hablar de los planos de existencia nos referimos a los diferentes espacios dimensionales, a los reinos del más allá. Siempre alzamos la vista y parece que todo lo que no pertenezca a este mundo está muy lejos de nosotros. Sin embargo, todo está al alcance de nuestra mano, solo que en otras franjas vibratorias. Actualmente, solo conocemos una minúscula parte de la realidad multidimensional.
Existen siete planos que hacen referencia a los diferentes planos de consciencia por los que pasamos los humanos. Cada plano se encuentra, a su vez, subdividido en otros siete y así una vez más. La humanidad evoluciona como tal en los tres primeros de los que vamos a hablar: el físico, el astral y el mental. Estos también reciben el nombre de «los tres mundos».
Los planos del universo estána repletos de energía que van cambiando a lo largo del tiempo sus propiedades. Estos cambios son los que generan los distintos planos. Llegar a comprender los siete planos existentes no es una tarea fácil, ya que es difícil recordar o concebir los niveles superiores al puramente material. Nuestra vida en este plano, el terrestre, hace que veamos todo de forma muy limitada.
Debemos imaginarnos cada plano como uno diferente del otro y de forma separada. No obstante, es necesario que pasemos a verlos tanto complementándose, como rodeados todos, unos de otros.
Las personas que han pasado varias veces por los distintos planos están muy evolucionadas. Estas son capaces de operar en varios planos a la misma vez.
El plano físico
Es el mundo que conocemos y que experimentamos con nuestro cuerpo físico. En este mundo está nuestro yo inferior, el de la personalidad. En este plano nos ciega la ilusión de que este mundo es la única realidad posible. No podemos recordar nada del más allá, salvo con regresiones hipnóticas o aquellas personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte, y que pasan mientras están en el plano físico, por unos momentos al plano astral.
El plano etérico
Es en el que se encuentran los diferentes chakras que regulan el Ki, Chi o Prana y los ponen a niveles adecuados para nuestra vida orgánica. Cuando hay armonía, hay salud, pero hay desequilibrios y bloqueos de energía, enfermamos. El cuerpo etérico es el que determina la personalidad del plano físico con el objetivo de adquirir unos conocimientos de vida.
El plano astral
En él está el cuerpo emocional. Es el plano en el que residen nuestras emociones y deseos, el vehículo que ostentamos durante los sueños. A su vez, es el plano al que va nuestra consciencia cuando acabamos de morir y donde se revisa la vida como una película, sintiendo todas las emociones de nuevo.
En este plano es en el que tienen lugar las experiencias cercanas a la muerte y donde se encuentran los distintos sistemas de creencias (el vacío, la nada, el paraíso, el infierno, etc.).
El plano mental
A él accedemos al entender que el astral es solo una manifestación de las emociones y de los deseos. A él pertenece nuestro intelecto, nuestro ser egoico. Aquí se revisa de nuevo nuestra vida, pero no de manera emocional, sino mental, mediante un análisis de sucesos y la comprensión de lo que no entendíamos en el físico. Aquí abandonamos definitivamente nuestra personalidad.
El plano causal
A él accedemos conscientemente al llegar a la 5ª dimensión de consciencia. En este plano habita el ser verdadero, la esencia más pura de nosotros. En la quinta dimensión de conciencia se ponderan nuestros aspectos kármicos, los cuales determinan las futuras reencarnaciones. Iremos ascendiendo a medida que adquirimos experiencias en otros planos de existencia.
El plano búdico o crístico
A él accedemos cuando conectamos con la conciencia no dual de la existencia. Nos acerca a la perfecta comunión con el todo. Es un plano muy elevado, pues aquí se alcanza el Nirvana, pero todavía en él pueden existir deudas kármicas que requerirán nuevas reencarnaciones.
El plano átmico
Este plano sí es la unión definitiva con el todo, como espíritu puro. Es el auténtico cielo o paraíso, la unión definitiva con Dios al que se refieren todas las religiones, en su sentido más místico. Es nuestra vuelta al hogar, lo que el alma siempre ha deseado y solo se alcanza tras un arduo y largo proceso de aprendizaje.
La vida en el plano material es una lucha constante para poder equilibrar e integrar la expresión vibrante del resto de los planos de la existencia. A través de la meditación, podemos energizar los distintos planos de la consciencia y conseguiremos construir puentes a lo largo del camino.